viernes, 4 de abril de 2008

Un tercio del riesgo de demencia puede deberse a la hipertensión y la diabetes

Según un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, un tercio de las personas afectadas de demencia neurológica antes de su fallecimiento muestran evidencias de daño en vasos pequeños, concretamente el tipo de daños leves y acumulativos propios de la hipertensión y la diabetes.

El equipo dirigido por Thomas Montine, de la citada universidad, ha presentado el estudio en la reunión sobre Biología Experimental celebrada en San Diego y organizada por la Sociedad Americana de Bioquímica y Biología Molecular.
Según explican los autores, datos provenientes de autopsias de 3.400 participantes en el estudio señalan que el 45 por ciento del riesgo de padecer alguna demencia está relacionado con cambios patológicos en la enfermedad de Alzheimer. Otro 10 por ciento está relacionado con demencia asociada a cuerpos de Lewy, una posible variante del Parkinson y del propio Alzheimer. Pero el dato más interesante es que un tercio de este riesgo se asociaría con daños en el cerebro relacionados con pequeños vasos.

Ictus indetectables
Montine cree que este daño en vasos pequeños es un efecto acumulativo de múltiples mini-ictus causados por la hipertensión y la diabetes. Estos accidentes cerebrovasculares son tan minúsculos que el afectado no se da cuenta del problema hasta mucho después, cuando ya se han producido varios.
La información puede contemplarse desde un punto de vista postivo, señala el estudio, ya que mientras la prevención y tratamiento del Alzheimer aún se mide en términos de mera investigación, sí existen métodos para prevenir las complicaciones derivadas de la hipertensión y la diabetes.

FUENTE: Diario Médico
FOTO: Universidad de Washington (EEUU)

1 comentario:

Josep de Martí dijo...

Me ha parecido interesantísimo ver cómo se plantea una relación demencia/diabetes desde la dialéctica causa/efecto. Considero que un aspecto a tener en cuenta sobre la diabetes en personas mayoes se pone de manifiesto cuando la persona anciana vive en una residencia geriátrica y es diabética. Usualmente se pauta una dieta y prescribe una medicación y, según la norma del consentimiento informado, la persona debería consentir a ambas cosas. Como en muchos casos la persona sufre deterioro cognitivo resulta muy difícil saber lo que quiere por lo que, sencillamente se le impone una dieta. Cuando la persona sí sabe lo que quiere, en algunos casos no desea seguir la dieta. ¿Es correcto presionarla o sencillamente imponérsela? Hace un tiempo en el portal de internet que dirijo difundimos una notica que trataba de este tema. Ahora me plante ¿No debería ser algo distintivo para elegir una residencia geriátrica saber qué política de alimentación siguen si es que el residente es diabético?. Digo esto porque me parece que hay un elemento ético importante que deberiía ser considerado.